NOTICIAS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

  • Información publicada por: Marcela Ormeño
  • Fecha 27/02/2025

Ciencias Planetarias

Astrónoma de la UNSJ da una mirada científica sobre el asteroide recientemente descubierto

La investigadora Romina García brindó todos los detalles, desde la academia, sobre el hallazgo.

















El pasado 27 de diciembre de 2024 se descubrió un objeto
cercano a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés), que fue denominado “Asteroide
2024 YR4”. Lo llamativo del hallazgo es que este cuerpo celeste, con un tamaño
estimado entre 40 y 90 metros de diámetro, tiene una probabilidad actual de
impacto contra la Tierra, en diciembre de 2032. Sus dimensiones podrían
implicar escenarios muy distintos en caso de impacto. Un objeto de menor tamaño
podría causar daños localizados, mientras que uno más grande podría requerir
estrategias de desviación orbital.



El descubrimiento del “asteroide 2024 YR4” fue realizado por
el sistema ATLAS
(Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System)
, financiado por la NASA
(Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio), en Río Hurtado de Chile.
Este sistema utiliza cuatro telescopios robóticos para realizar un seguimiento
continuo del cielo nocturno, buscando objetos que podrían representar una
amenaza potencial para nuestro planeta. Su capacidad para detectar objetos
pequeños que se acercan mucho a la Tierra, incluso más cerca que la distancia a
la Luna, además de cubrir todo el cielo nocturno lo hace crucial en la
detección temprana de NEOs potencialmente peligrosos.



Esta noticia está asociada a expresiones mediáticas tales
como “Alarma planetaria”, “enorme poder de destrucción”, “peligroso evento”,
“corredor de la muerte” es por eso que se consultó a una de las astrónomas que
posee la Universidad Nacional de San Juan, Dra. Romina García, investigadora
del Grupo de Ciencias Planetarias del Departamento de Geofísica y
Astronomía de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales para que
brinde un panorama científico de los distintos aspectos de esta alerta.



 “La detección
temprana es vital porque permite obtener el tiempo suficiente para evaluar
riesgos y planificar respuestas adecuadas ante posibles impactos. Además, estos
sistemas contribuyen significativamente al conocimiento general sobre NEOs y su
distribución en el espacio, lo cual es esencial tanto desde un punto científico
como estratégico” explicó la científica.



En referencia al tamaño del asteroide García refirió que “aún
no se tiene una precisión de las verdaderas dimensiones del cuerpo celeste y
que las estimaciones del tamaño del asteroide 2024 YR4, que varían entre 40 y
90 metros de diámetro, reflejan las dificultades inherentes a medir con
precisión el tamaño de objetos pequeños y lejanos”, aclaró.



La científica mencionó que tal imprecisión puede deberse a
diferentes causas o bien porque los asteroides, por lo general objetos pequeños
(al menos en la inmensidad del Sistema Solar) aparecen como puntos luminosos en
las imágenes de telescopios debido a su distancia, o porque el límite de resolución
de los telescopios actuales, impide obtener detalles sobre su forma o tamaño
directamente.  Por otro lado estos
cuerpos celestes por lo general tienen superficies oscuras que reflejan poca
luz solar, lo cual complica la estimación basada en la luz. Mientras que otras
técnicas de observación como el radar están limitadas a asteroides
relativamente cercanos debido a la rápida pérdida de intensidad de las ondas, “la
interferometría puede ser más precisa pero requiere condiciones específicas
para ser efectiva”, expresó la astrónoma.



Para las Ciencias Planetarias reducir el margen de
incertidumbre en el tamaño del asteroide es importante ya que un diámetro más
preciso permite evaluar mejor los riesgos potenciales asociados con un impacto,
asteroides más grandes pueden causar daños significativamente mayores, conocer
exactamente cuánto material podría estar involucrado facilita planificar
estrategias efectivas para mitigar o desviar un asteroide si fuera necesario. Por
otro lado, la información precisa sobre tamaños ayuda a entender mejor la
formación y evolución del Sistema Solar, al proporcionar datos valiosos sobre
estos cuerpos celestes menores.



El tamaño no es lo único que se desconoce del asteroide,
tampoco hay precisiones acerca de la composición,  trayectoria y lugar de impacto. Para lo que
el Telescopio Espacial James Webb realizará observaciones de
emergencia del asteroide 2024 YR4 en marzo y mayo de 2025. Estas observaciones
son cruciales para obtener información precisa sobre las características
físicas del asteroide.



“Con esta información más precisa -explicó la astrónoma-,
los científicos esperan poder refinar los cálculos sobre su órbita futura. Esto
incluye ajustar las probabilidades actuales de impacto contra la Tierra en
diciembre de 2032 ya que se podrán reducir las incertidumbres asociadas con las
predicciones orbitales actuales”.



En las últimas horas la probabilidad de impacto del
asteroide 2024 YR4 ha aumentado desde un inicial 1% hasta un rango entre el 2,6%
y el 3,1 %, debido a que la recopilación continua de datos sobre la posición y
trayectoria del asteroide ha permitido ajustar los cálculos orbitales y refinar
los modelos orbitales.



El corredor de riesgo, recientemente denominado por David
Rankin (ingeniero del Proyecto Catalina Sky Survey de la NASA) como el
“corredor de la muerte”, se trata de una franja que atraviesa múltiples
regiones del planeta a la mitad y sería el lugar donde caerá el
meteorito.



En referencia a este aspecto la investigadora sanjuanina
dijo que “el corredor de riesgo del asteroide 2024 YR4, que abarca varias
regiones del planeta, se determina principalmente por la incertidumbre en su
órbita actual y las fuerzas gravitacionales que actúan sobre él, por lo que la
precisión con la que se conoce la órbita actual del asteroide es crucial.
Pequeños errores en las mediciones pueden amplificarse a lo largo del tiempo
debido a las complejidades de los movimientos celestes. Además, las interacciones
gravitacionales con otros cuerpos celestes, como planetas o incluso otros
asteroides cercanos, pueden influir significativamente en su trayectoria
futura, ya sea alejándolo o acercándolo”.



Por otro lado la NASA ha clasificado al 2024 YR4 en el nivel
3 de la Escala de Turín, Lo que implica que este objeto merece atención por
parte de los astrónomos debido a su probabilidad de impacto, aunque aún no sea
una amenaza inminente. Según la explicación de la Dra. Romina, esto significa
que hay una necesidad creciente de monitoreo constante pero no justifica
medidas extremas todavía; sin embargo, prepara a las autoridades para tomar
decisiones informadas rápidamente si nuevas observaciones aumentan
significativamente la probabilidad estimada. La clasificación puede cambiar con
nuevas observaciones más precisas y pasar al nivel cero si se descarta
definitivamente cualquier riesgo realista o subir niveles si aumenta
sustancialmente la probabilidad calculada.



“En este nivel -remarcó la investigadora- se intensifica la
observación continua utilizando todos los telescopios disponibles para
recopilar más datos precisos sobre su órbita y características físicas, para lo
que la comunidad científica internacional colabora estrechamente para compartir
información e identificar posibles estrategias preventivas o mitigadoras si
fuera necesario y las agencias espaciales comienzan a planificar estrategias
potenciales para desviar o mitigar cualquier posible impacto futuro, aunque
estas acciones son prematuras hasta que se confirme un riesgo real”.



 



Fuente: Gustavo Ernesto Carrizo de Prensa de la FCEFN